Catásfrofe económica mundial del Covid-19
Enrique Marshall, ex vicepresidente del Banco Central durante la crisis del 2008-2009 y actual director de la Bolsa de Comercio señaló en el diario La Tercera que la crisis del COVID-19 podría homologarse a la Gran Depresión de los años 30. Mientras la OCDE declara: «Este es el tercer y mayor choque económico, financiero y social del siglo XXI».
Italia a un mes del primer contagio tiene más de 5.000 muertos y cerca de 60.000 contagios, viviendo su peor crisis desde la II Guerra Mundial. Las aerolíneas locales suspendieron sus operaciones hasta en un 70% e incluso JP Morgan reveló que, en el peor escenario, Latam quebraría en 4 meses. Centros comerciales cerrados. Supermercados con atención y horarios preferenciales. La industria turística en crisis. La India con 700 millones de personas en cuarentena, mientras que algunos países han decretado cuarentena domiciliar o total. En Chile hay más de 700 casos y 2 personas fallecidas.
Ante esto ha surgido la idea de paralizar el país, es decir pasar a una cuarentena total. Desde la lógica sanitaria es una viable opción para disminuir la tasa de contagios y «aplanar» la curva de crecimiento. Sin embargo, tal medida conlleva impactos económicos y sociales de una dimensión colosal.
El freno radical en la producción y la economía traería consigo una crisis aún más aguda para el abastecimiento de la población. Esto lo saben bien las Pymes e independientes, los que trabajan a diario para sus hogares y que también deben pagar sueldos y obligaciones. No es fácil ni simple una cuarentena total, de hecho, es compleja. Un análisis del Instituto JP Morgan dice que las pequeñas empresas en Estados Unidos están potencialmente a menos de un mes de la quiebra si dejan de tener ingresos, restaurantes (16 días), ropa (19), construcción (20), peluquerías (21) y las empresas promedio (27) ¿Cuánto menos nuestros trabajadores independientes? Es muy fácil hacerlo desde la función pública, donde sus sueldos estarían asegurados gracias al aporte de los contribuyentes.
El mercado es el motor de la economía, todos nos beneficiamos con él a diario, y también es la principal fuente de ingresos de los recursos públicos. Frenarlo es un suicidio económico-social, que tendrá implicancias graves y afectará a los más vulnerables y necesitados. Las medidas deben ser graduales y flexibles, para equilibrar los beneficios del mercado y el control de esta pandemia. Como señaló el representante de la OMS en Chile hace unos días sobre la cuarentena total, la medida es «tentadora, pero no resulta».
Yonathan Fuentealba
Fundación Ciudadano Austral