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El IVA digital: avance impositivo, retroceso económico — Juan Pablo Molero

El avance tecnológico ha traído consigo nuevos canales de interacción económica, nuevos productos y servicios intangibles que se transan en el ciberespacio y que, en un primer momento, no eran gravados, sin embargo, con la modernización tributaria, se añade al costo de estos servicios una alícuota del 19% que corresponde al IVA. La propuesta original de crear un impuesto específico del 10% fue rechazada, tras el debate parlamentario y la presión de la Confederación de Producción y el Comercio y la Cámara Nacional de Comercio que insistieron en emparejar la cancha e igualar las cargas tributarias del comercio electrónico con respecto del físico. 

En opinión de quien suscribe estas líneas, la oportunidad de que importantes actores sociales clamasen por una rebaja del IVA y un emparejamiento de la cancha a beneficio del bolsillo del ya sobrecargado consumidor, fue desperdiciada, y, lamentablemente, terminó por legitimar un avance impositivo sin freno de un fisco ávido de mayores fondos para financiar una peligrosa tendencia que también parece indetenible: el aumento del sector gubernamental sobre la vida socioeconómica. 

Así las cosas y con los graves desafíos de un futuro incierto, como consecuencia de la crisis política de 2019, cuyos resultados no se han sido vislumbrados en su totalidad, así como la crisis sanitaria y los problemas económicos causados por los factores ya mencionados, más los que ya se lastraban, sin detenerse en pensar estrategias que motiven la producción e inversión en el sector de la innovación y las tecnologías en un país que, como toda la región latinoamericana, no destaca especialmente en este rubro, las clases dirigentes atizan un duro golpe bolsillo del ciudadano, sin pensar en la posibilidad de gestionar a su favor las alzas tributarias que la Unión Europea y la OCDE promueven en países que tradicionalmente han tenido potentes sectores de innovación tecnológica y que, tal vez, podrían relocalizar sedes, plantas, laboratorios y proyectos en Chile, si se pensara como atraerlas, en lugar de tasar el consumo que las personas hacen de sus productos, como Netflix, Spotify, Amazon Prime o Google Ads, en el territorio chileno. 

El afán de la región sudamericana, a la cual Chile no escapa, de imitar las legislaciones foráneas, sin detenerse en un examen riguroso de sus propias circunstancias, y casi siempre, desperdiciando grandes oportunidades de futuro, obstaculizan el progreso y la generación de riqueza y bienestar en la región, con toda seguridad, el fisco manejará mayores caudales, sin embargo, no puede aseverarse dicha certeza con relación al incremento del aporte latinoamericano al sector tecnológico o la digitalización de la economía, ni siquiera, con respecto de un mejoramiento de las condiciones de vida, ya bastante tocadas entre una crisis y otra.