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DEBATE POR MANIFIESTO REPUBLICANO — Entrevista a Andrés Barrientos Cárdenas

Publicada originalmente el 13 de marzo de 2017, extraída de El Líbero.

¿Qué te parece el «Manifiesto Republicano» realizado por los senadores Allamand y Larraín? Aspectos positivos y negativos

 

Creo que parte de la derecha chilena este último tiempo ha ido cediendo paulatinamente en tanto a los diagnósticos sobre la sociedad que ha hegemonizado la izquierda en las calles, en la universidades y en vastos sectores de la sociedad civil, este manifiesto es una constatación de ello. Considero que este documento no debería ser una guía para el actuar de la centro derecha, sino más bien un documento que debería involucrarse para apelar a una discusión con los sectores moderados de la centro izquierda para la búsqueda de los consensos perdidos en tanto a la acción política, por ejemplo recuperar aquello que en otras partes del mundo ha hecho la socialdemocracia, y que hoy la extrema izquierda ha dejado aminorado a sectores moderados, en esto, este documento es buen insumo para aquellos socialdemócratas que perdieron el rumbo.

Valoro que se señale que lo público no debe agotarse en lo estatal y que además se señale que la inmigración es un aporte junto con las iniciativas de sociedad civil quienes dan riqueza al país.

Lo que me preocupa es que se siga corriendo el eje en la centroderecha de tal manera que la promoción y defensa de una sociedad libre y responsable queden aminorados en un segundo plano para tomar posturas más comunitaristas, la derecha en ello tiene que tener un valor ancla y es la primacía del individuo como ente cooperador por sobre lo colectivo, como ha sido tradición en el éxito que nos ha llevado a ser uno de los países con mejor calidad de vida de américa latina.


Sobre los aspectos que criticas ¿qué se podría hacer para mejorarlos?

 

En primer lugar, mi crítica pasa porque no veo que exista una genuina deliberación. Este debiese ser un documento de discusión desde el mundo de los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil y los independientes -que no son pocos- que creen en una sociedad libre. En ello no he visto un llamado a discutir, sólo un par de artículos de los sectores que avalan este documento, personeros cercanos a los intelectuales que están tras la elaboración de este. En segundo lugar, soy un convencido que los sectores tradicionales que han hecho a la centroderecha un bloque que puede dialogar son los liberales y conservadores, quienes han aunado esfuerzos tras los conceptos de la responsabilidad individual.

Sin duda, debemos mirar nuestra historia, mirar el futuro y actuar con claros principios y valores frente al nuevo escenario político que atraviesa nuestro país. Es decir, atrevernos a desafiar lo hegemónico, ir a contracorriente del pensamiento colectivista, creo que la gran batalla futura pasa por ahí y no sólo con un documento como este, sino que lo que le ofreceremos a los chilenos debe tomar aspectos contraculturales, y en ello se debe trabajar en torno a la libertad y la responsabilidad.


¿Qué propuestas deberían tener un impacto en el debate programático de las próximas elecciones?

Quiero aclarar respecto al documento que, hablar de principios y valores no puede ser una especie de lista de supermercado, y en eso estoy de acuerdo con el diagnóstico de la historiadora Valentina Verbal. Ahora bien, centrándonos en el debate programático la pregunta de fondo es situar la discusión entre lo individual versus lo colectivo, y en eso si queremos una centro derecha más unida sin duda que la libertad es el punto de unión de todas las corrientes predominantes. No podemos estar hablando que se debe educar para la democracia, cuando el principal rol, por ejemplo de una Constitución, debe ser el resguardo de los individuos de la nación ante el poder político. Nosotros como sector creemos que las personas tienen dignidad y que el poder político debe limitarse, eso es una premisa que incluso los padres fundadores de los Estados Unidos dejaron como legado para el mundo.

Una vez entendido el valor de la libertad en esta discusión se debe confeccionar un programa, con ejes claros y que se marque la diferencia respecto a nuestros adversarios sobre el Chile moderno que necesitamos y para ello, se hace necesario voluntad política y técnica. Yo me la juego por un Chile 3.0 como se señaló recientemente en la revista Economía y Sociedad en su reciente edición, cambios sustantivos para más flexibilidad laboral, una tercera vía a las Isapres y Fonasa mediante cuentas de ahorro individual de salud, perfeccionamiento del sistema de pensiones, mayor libertad educacional profundizando el subsidio a la demanda y flexibilizando los currículums, bajas de impuestos, entre otros.

 

Hoy cada vez el panorama político es más abierto en los distintos sectores. Ya no hay solo una derecha, sino que hay partidos nuevos. Podríamos decir que hay algunos más conservadores y otros más liberales. ¿En qué espacio del mapa se encuentra el manifiesto?

Yo creo que el Manifiesto actual es sin duda un manifiesto por la socialdemocracia. En ello, yo invitaría a los autores ver cómo se ha desempeñado la socialdemocracia europea, ver sus indicadores y cómo las personas ya están entregando al poder Estatal más de un tercio del fruto de su trabajo. Las socialdemocracias europeas más prósperas son aquellas que han entendido que la libertad debe ser el eje, veamos Estonia, Suecia, países que se han abierto a liberalizar una serie de servicios, además de bajas impositivas importantes.

¿Cuál es el desafío de la oposición para instalarse con sus temas sobre la mesa y generar un impacto en la ciudadanía?

La oposición debe llamar a la reflexión no sólo en las altas esferas, sino también a través de todas las organizaciones de la sociedad civil afines y el mundo independiente, de esa forma articular una posible acción política concertada, creando hitos políticos y rituales como se hace en algunos países donde la derecha es muy fuerte, por ejemplo; un día de la libertad de enseñanza; día de la liberación fiscal; día de la vida y la familia, etc. A modo de elaborar patrones para crear hegemonía, eso que la izquierda ha comprendido muy bien. Por ende creo que un programa de gobierno debe ser una definida alternativa al poco prolijo gobierno socialista actual.

El desafío en estas semanas debe extenderse y debatir, ampliar la difusión de un documento como este en centros de estudios, partidos políticos y, en general, en la élite que está interesada en los grandes temas del futuro del país; de lo contrario, todos los esfuerzos no traspasarán las barreras culturales y continuará siendo un documento más que quedará en el olvido.